Primo de Rivera y Orbaneja, Miguel (1870-1930), militar y político español, jefe del gobierno y presidente del Directorio (dictador, 1923-1930). Nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz), de familia de tradición militar. Casado con Casilda Saénz de Heredia, tuvo seis hijos, entre los cuales el mayor era José Antonio, fundador de Falange Española. Carrera militarMuy joven ingresó en la Academia Militar. Su primer destino fue Melilla, donde consiguió rápidos ascensos e incluso la medalla Laureada de San Fernando. Durante la I Guerra Mundial participó como observador en algunas campañas aliadas. En 1919 fue ascendido a teniente general y nombrado capitán general de Valencia. Muy pronto lo fue de Madrid. Pero fue relevado de este cargo por haberse declarado abandonista (partidario de la retirada de los objetivos en el norte de África) en Marruecos, frente a la política del gobierno y de amplios sectores militares, una actitud que, ya como dictador, reconsiderará en sentido intervencionista. Heredó de su tío Fernando Primo de Rivera el título de marqués de Estella tras su fallecimiento en el desastre de Annual (1921).En 1922 se le encargó la difícil capitanía militar de Barcelona, donde se encontró con un clima social y político muy enrarecido, proveniente de la hostilidad del catalanismo más radicalizado, del gran descontento social y del deterioro del orden público con pistolerismo incluido. Su política de firmeza le valió el apoyo del catalanismo conservador de la Lliga Regionalista.El expediente Picasso, abierto para depurar responsabilidades por el desastre de Annual, así como el pendiente rescate de los prisioneros en manos de Abd-el-Krim creó un clima de gran malestar dentro del Ejército. En otro plano, una serie de actos terroristas sonados, como los asesinatos del presidente del gobierno Eduardo Dato (1921), o del cardenal de Zaragoza, Soldevilla (1923), acentuaron el deterioro social en medio de una situación económica cambiante (fin de la I Guerra Mundial).Mientras, el gobierno de Manuel García Prieto, por su parte, no conseguía controlar la situación.
La dictadura El periodo en que Primo de Rivera ejerció el poder en España ha quedado dividido por la historiografía en dos etapas muy bien definidas. El Directorio MilitarEl 13 de septiembre de 1923 Primo de Rivera, tras la consulta al resto de los capitanes generales y con el visto bueno del propio rey Alfonso XIII, proclamó la dictadura, un régimen que partía de una gran improvisación doctrinal, como se trasluce del simplista y negativo manifiesto justificador.Nombrado jefe de gobierno, formó un Directorio Militar con personas de escaso relieve. En aras del control social sacrificó el sistema democrático mediante el uso de la censura de prensa, la persecución política o el cierre del Parlamento. Otro acto destacado de estos años (1923-1925) fue el desembarco de Alhucemas (1925).
El Directorio Civil
Tras los éxitos militares en Marruecos, Primo de Rivera, en lugar de retirarse, se perpetuó a través de un Directorio Civil instituido el 3 de diciembre de 1925, de entre cuyos miembros destacaban Martínez Anido (Gobernación), José Calvo Sotelo (Hacienda), Eduardo Aunós (Trabajo) y el conde de Guadalhorce (Fomento).Apoyado por parte del Ejército y por elementos de extrema derecha, Primo de Rivera intentó construir un régimen que sustituyera al caduco parlamentarismo que había tenido lugar durante la Restauración. Una Asamblea, constituida orgánicamente, debería ser la encargada de redactar una nueva constitución así como de aprobar otra serie de leyes fundamentales: Estatuto Municipal, Provincial, etc. Pero dicha Asamblea fracasó estrepitosamente.Para dar cobertura al régimen, se creó desde arriba un partido, la Unión Patriótica Española (UPE). La idea de Primo era que la UPE funcionara como partido conservador; mientras los socialistas, reconvertidos en laboristas, servirían de alternancia. Fórmula que no llegó sin embargo a aplicarse.En el campo hacendístico y de obras públicas es dónde el régimen consiguió sus mejores bazas. Calvo Sotelo logró aliviar la deuda pública y monopolizó algún sector clave: petróleo (Campsa). En obras públicas, al calor de la bonanza económica, se ampliaron y mejoraron carreteras, puertos y regadíos. Estas reformas fueron, sin embargo, truncadas en sus expectativas con el estallido del crash bursátil de Wall Street en 1929. La oposición a la dictadura provenía de diferentes frentes: intelectuales (Miguel de Unamuno, Valle-Inclán, etc.), estudiantes, políticos, sindicalistas y militares, especialmente artilleros. Ante la creciente oposición y la falta de apoyo de sus propios compañeros armas, Primo de Rivera presentó al rey Alfonso XIII su renuncia el 28 de enero de 1930, dejando tras de sí todo un cúmulo de problemas: nacionalismo, obrerismo, crisis económica e incluso la misma viabilidad del sistema monarquico. Murió el 17 de marzo de 1930 en París.
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