El uso del Gas venenosos durante esta guerra fue un importante avanze militar. La capacidad letal del gas era limitada, solian morir un 3% de personas en combate debido a este gas, pero la proporción de bajas no letales fue alta, llegando el gas a ser uno de los factores más temidos entre los soldados. Al contrario que la mayoría de las armas de la época, fue posible desarrollar contramedidas efectivas para el gas. De ahí que en las fases finales de la guerra, aunque el uso del gas aumentó, en muchos casos su efectividad disminuyó.
Debido al uso generalizado de la guerra química, además de los importantes avances en la fabricación de explosivos de alta calidad.
A la Primera Guerra Mundial tambien se la ha calificado como "la guerra de los químicos".
El gas Mostaza es el más efectivo de la Primera Guerra Mundial. Fue introducido por los alemanes en Julio de 1917, antes de la tercera batalla de Ypres.
El Gas Mostaza no pretendía ser un agente letal, pero si se administraba en altas dosis si que lo era, pero principalmente estaba diseñado para acosar e incapacitar al enemigo y contaminar el campo de batalla. Se disparaba dentro de proyectiles de artillería, y era más pesado que el aire.
Se posaba en el suelo en forma de un líquido y se evaporaba lentamente sin necesidad de luz solar. Aunque no siempre adecuado para el ataque ya que la infantería de asalto quedaría expuesta al gas durante su avance.
Cuando comenzó la Operación Michael el día 21 de Marzo de 1918 lanzado por alemania colapsaron el saliente de Flesquières con el gas mostaza en lugar de hacerlo directamente por creer de que el efecto acosador del gas y unido a las amenazas a los flancos del saliente, provocarían que la posición británica fuese insostenible.
Aunque el este Gas no volvió a tener un éxito tan dramático como el que tuvo el 22 de abril de 1915 se convirtió en un arma imprescindible que combinaba con la artilleria convencional, se utilizaba para apoyar la mayoría de los ataques en las fases finales de la guerra.
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